La ruta del
peregrino
con twist
Picosa pero suculenta, llena con detalles que acaparan atenciones, aquí un trayecto con más de doscientos años de historia que va desde La Perla Tapatía hasta la Basílica de Talpa de Allende, poco más de 240km—quítele o póngale según sus senderos— de sensaciones interesantes, intensas e inolvidables, por decir lo mínimo.

Cuentan las leyendas que entre 2008 y 2011 lograron una serie de intervenciones arquitectónicas que merecen atestiguarse. Piezas de Tatiana Bilbao, Ai Wei Wei, Luis Alderete y otras vacas sagradas de la arquitectura de estos tiempos, eso y los lonches más pinches exquisitos que puedan imaginar son el deleite en un territorio que se distingue por la calidad humana de quienes lo habitan. Jalisco es una chingonería, a las pruebas nos remitimos.


El asunto, siendo francos, estuvo en dejarse caer a la inigualable zona metropolitana de Guadalajara donde un viejo y gran compa tendría el tino para guiarnos en esta aventura. El truco, como tantas veces, radica en escuchar las recomendaciones de la flota.


De inicio, atender los ajustes que el caballo requería y que sólo el taller Duke ciclismo + Coffee podía garantizar. Banda que ama lo que hace. Diez de cinco estrellas.


Acampar, sudar, empujar la bicicleta, abrazar la alegría y tratar cara a cara con la gente de Jalisco abona para dejar los teléfonos descompuestos a un lado. Bien dicen por ahí: no le crea nadie, salga a caminar. Las imágenes rara vez hacen justicia a la memoria.


Visiten Jalisco,
como todo México, está cabrón.
